Fantásticas galletitas o Sablés de queso Gruyère para el aperitivo, muy fáciles de hacer y que se conservan muy bien en una caja metálica.
La masa de los sablés es una masa arenosa, con lo cual no debe trabajarse demasiado, justo cuando tenga una apariencia de arena juntarla para hacer la bola y dejarla reposar.
La masa de los sablés es una masa arenosa, con lo cual no debe trabajarse demasiado, justo cuando tenga una apariencia de arena juntarla para hacer la bola y dejarla reposar.
SABLÉS DE QUESO
150 g queso Gruyère rallado
150 g mantequilla a temperatura ambiente
2 yemas de huevo
un pellizco de sal, pimienta negra y nuez moscada
1 yema de huevo para pintar
Poner encima del mármol la harina en forma de corona o volcán y en el centro la mantequilla a trocitos, el queso, las yemas, la sal, la pimienta y la nuez moscada. Trabajarlo y hacer una bola. Dejar reposar de 1 a 2 horas, tapado con un paño humedecido para que no haga corteza.
Estirar con el rodillo hasta conseguir un grosor de 1 centímetro. Recortar con cortapastas o en su defecto también sirve un vaso de chupito.
Pintarlos con la yema de huevo restante y pasarlos a una placa de horno engrasada y espolvoreada con harina.
Pintarlos con la yema de huevo restante y pasarlos a una placa de horno engrasada y espolvoreada con harina.
Poner la bandeja en el centro del horno caliente a 170º. Hornear hasta que hayan subido un poco y adquieran un bonito tono dorado.
Dejar enfriar encima del mármol antes de guardar.
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