Los huevos, la Pascua y el principio de la primavera son tres conceptos que van intrínsecamente ligados y es que ya en la antigüedad, sobre todo en las zonas frías, donde al final del invierno la comida escaseaba y apenas quedaban provisiones, la llegada de las aves que subían del Sur, representaba la llegada de la primavera y del alimento. Empezaban por los huevos, ya que no era lógico matar a las aves hasta que se multiplicasen.
La tradición de los huevos, con el correr de los años fue adquiriendo simbolismos religiosos y paganos ya que representa el nacimiento, la Resurrección y la fertilidad y tiene que ver con la primavera, la estación fértil por naturaleza.
Se han encontrado huevos en tumbas egipcias y los griegos los colocaban sobre las sepulturas.
Igualmente la tradición de intercambiarse huevos viene de tiempos muy remotos y eran obsequios que se hacían siglos antes de la celebración de la Pascua cristiana.
La tradición de pintar los huevos viene del Este, Centro y Norte de Europa.
Los huevos empezaron a colorearse hirviéndolos con pieles de cebolla, remolacha, espinacas, cortezas y pétalos de flores.
La Mona de Pascua data del siglo XVIII en Cataluña, Murcia y Valencia y era un pan dulce con huevos duros que el padrino llevaba a sus ahijados/as con tantos huevos como años tenía el niño/a. Esto se mantenía hasta que el niño/a llegaba a la edad de 12 años.
A mediados del siglo XIX las monas se fueron sofisticando y los huevos pasaron a ser de chocolate sobre una base de tarta.
Hoy día, mirar las pastelerías los días de Pascua, es una delicia para la vista, pues se hacen verdaderas obras de arte en chocolate y crocanti.
Pero aquí, lo que no se hacía era pintar los huevos, al menos yo no lo vi hasta que fui a casa de mi amiga Mami, de origen suizo, donde conocí y aprendí la costumbre de pintar los huevos duros y esconderlos en el jardín. Mis hijos, junto con sus nietos, participaban con sus cestitos en la búsqueda de los huevos.
En mi casa siempre había monas de crocanti, que me la traía mi madrina y mi madre compraba una Sara.
Este pastel lleva el nombre de Sarah Bernhardt, actriz de teatro francesa cuyo nombre era Henriette Rosine Bernard, Paris 1844-1923. Fue considerada una de las mejores actrices de todos los tiempos.
He querido reunir las dos tradiciones que mas recuerdos me traen y que para mí representa la Pascua: La Sara y los huevos pintados.
La Sara es un pastel compuesto por un bizcocho muy suave; yo lo hago con un "pa de pessic" pues es super ligero, emborrachado con un almíbar suave con un ligero aroma de Cointreau, una crema de mantequilla con merengue italiano y finalmente recubierto con almendras fileteadas tostadas.
Para el Pa de Pessic
250 g de azúcar
125 g de harina
60 g de harina de maíz "Maicena"
7 yemas
8 claras
1 sobre de azúcar avainillado
la ralladura de la piel de un limón triturada
50 g de mantequilla deshecha al baño María y fría
Crema de mantequilla con merengue italiano
5 claras de huevo a temperatura ambiente
57 g de azúcar (4 cucharadas) para las claras
228 g azúcar glas (1 cup) para el almíbar
62 g agua (1/4 cup) para el almíbar
450 g mantequilla entre fría y temperatura ambiente
Para el almibar
100 ml agua
100 g azúcar glas
1 copita Cointreau
125 g almendras crudas laminadas
Pa de Pessic
Precalentar el horno a 200º. Mantecar un molde desmontable de 26 cm de diámetro.
Trabajar en la maquina hasta blanquear las yemas con 175g azúcar, el azúcar avainillado y la piel de limón rallado.
Añadir la harina y la harina de maíz previamente tamizadas. Mezclar bien. Incorporar la mantequilla y trabajar hasta unirlo.
Aparte, batir las claras con un pellizco de sal hasta que estén fuertes e incorporar el azúcar restante hasta que forme picos.
Echar 2 cucharadas de claras, a la crema anterior y mezclar bien para que quede mas suave. En ese punto incorporarle el resto de las claras y con una espátula de madera remover de abajo a arriba con mucho cuidado hasta que quede todo bien incorporado. Añadir por último la mantequilla y mezclarlo con el mismo mimo que antes hasta que todo esté bien integrado.
Echar la crema en el molde y cocer en el horno unos 45 minutos. Probar con un pincho y si sale seco es que está hecho el bizcocho.
Sacar del molde y dejar enfriar sobre una rejilla.
Hacer el almíbar cociéndolo todo junto 5 minutos. Dejarlo enfriar.
Prefiero dejar el bizcocho en reposo de un día para otro pues así se corta mejor.
Cortarlo en tres capas horizontales y pintarlas con el almíbar.
Crema de mantequilla con merengue italiano
Batir las claras en la máquina con el brazo para montar a velocidad media alta hasta que estén esponjosas, añadir los 57 g de azúcar y seguir batiendo hasta que forme picos suaves.
Mientas tanto hacer el almíbar: arrimar al fuego un cazo con el agua y el azúcar y cocer hasta que llegue a 120º C (Punto de bola fuerte: al coger una pizca del líquido con un cuchillo e introduciéndola en agua fría, ésta forma una bola un poco dura, que no se deforma tocándola con los dedos).
En ese punto dejar caer el almíbar en forma de chorrito en el bol de las claras y seguir trabajándolas a velocidad media alta hasta que el merengue se haya enfriado. Esto se sabe al tocar el recipiente con las manos y notarlo frío.
En este punto ir echando la mantequilla a trocitos poco a poco, seguir con la velocidad media.
Se ha de seguir trabajando unos 15 minutos. Si la vamos probando, veremos que al principio el gusto es totalmente de mantequilla pero a medida que pasa el tiempo va adquiriendo el sabor dulce característico.
Calentar el horno a 200º y poner sobre la bandeja del horno una hoja de papel de plata. Extender sobre él las almendras bien extendidas. Una vez hayan tomado color sacarlo y dejarlas enfriar.
Poner la parte de arriba del bizcocho con el sobre invertido y sobre él colocar una capa de crema de mantequilla. Cubrir con la siguiente capa de bizcocho y volver a cubrir con crema de mantequilla. Poner la capa inferior del bizcocho con el bajo colocado en la parte superior. Colocar el pastel sobre la rejilla para poder trabajar.
Cubrir con crema de mantequilla los lados del pastel.
Colocar parte de las almendras estiradas en una tira larga sobre papel de plata y coger el pastel con una mano por arriba y la otra por abajo y hacerlo rodar sobre las almendras.
Volver a colocar sobre la rejilla y cubrir el sobre con crema de mantequilla y espolvorear el sobre con el resto de las almendras hasta que quede todo cubierto.
Para que los huevos queden pegados, hacer flores con la manga pastelera y boquilla rizada y colocar sobre ella los huevos.
Dejar enfriar y endurecer en la nevera.
Si queréis pintar huevos, estos han de ser blancos. Para pintarlos, os doy esta dirección de blog, donde explican muy bien como hacerlos:
http://consejos-trucos-remedios.euroresidentes.com/2010/03/como-pintar-huevos-de-pascua.html
Hoy es Sábado de Pascua y he vuelto a hacer la Sara, pues no sería una Pascua autentica sin la mona.
La variación la he realizado con la crema de mantequilla. Cuando ya la tenía hecha, he sacado la mitad y a la otra mitad le he añadido 30 g de cacao y la he seguido trabajando hasta que se ha integrado bien el cacao.
Con esta crema he rellenado el pastel y con la otra lo he recubierto.