Este mes en Cooking the chef, ha dado con la horma de mi zapato, Uffff, como he disfrutado , investigando, buscando y luchando conmigo misma para decidirme que recetas iba a poner, ya que la lista ha sido interminable. Y es que la gastronomía en la época del Al Ándalus, الأندلس, da para muchísimo. Al final he pensado que como ellos fueron los que hicieron de la comida un banquete con un primer plato poco contundente, un segundo plato mas fuerte y terminando con un postre para endulzar esa deliciosa comida, no podía ser menos y me he decidido por tres platos siguiendo este orden, aunque aquí os voy a poner el segundo que es una Tafaya blanca de albóndigas.

Invasiones religiosas, con el Islam a la cabeza, que domina casi todo el Mediterráneo Occidental, ya sea en el Al Àndalus o Península Ibérica, Sicilia, o Grecia, ya en época Otomana, enriquecen sus cocinas con especies traídas desde Persia, nexo de unión de esa India diversa y la China Imperial, que dan a la comida unos aromas hasta entonces desconocidos.
En la gastronomía andalusí era muy abundante el consumo de pan de trigo duro durante sus comidas. Pan principalmente de dos tipos: el blanco, de flor de harina, y el que conservaba parte de la cáscara del germen del trigo. También se elaboraba, aunque en menor medida, pan con harina de centeno, de cebada y de mijo. Incluso entremezclando los ingredientes: harina de leguminosas, de castañas, y de bellotas. Aquello desarrolló una relación casi afectiva con el pan, y generó una dependencia tal que incluso a día de hoy, se dice en Andalucía que, más que comer “algo con pan”, se come “pan con algo”.
También con harina de trigo se elaboraba la pasta que, contrariamente a la creencia de que fue Marco Polo quien la introdujo en el Mediterráneo trayéndola de China, en realidad procedía del norte de África; aunque no deja de ser cierto que en China también se elaboraba desde hacía tiempo, pero con arroz.
Un plato de pasta muy popular en al-Andalus eran los fideos (“fidaws” del verbo árabe “fidear”, o sea, crecer, extravasarse…). Los fideos se preparaban a base de una masa fluida de harina, que posteriormente se pasaba por un colador, presionando hasta que se formaban los fideos a través de los agujeros, que posteriormente se secaban al sol. Se cocinaban con miel y leche a modo de postre, o bien con carne de cordero a modo de primer plato.
Otro de los productos propios de la gastronomía andalusí hechos a base de pasta de harina de trigo eran los macarrones. Pero sin duda, la manera más apreciada de utilizar la harina de trigo, era en forma de sémola, con la preparación del famoso cuscús, plato de origen bereber, que fue introducido en Al-Andalus por los almohades en el siglo XIII.
Las carnes más consumidas por los andalusíes era cordero y vaca. También las de cabrito y conejo, así como todo tipo de volatería, y caza de venado. Podían prepararla de múltiples maneras distintas, tanto asada, como frita o guisada. Todas las mezclas estaba permitidas incluidas las frutas, los pistachos, las almendras, las ciruelas, los dátiles, el membrillo, la naranja, los limones y la cidra, todo ello bien especiado y aromatizado. Otra forma de consumir la carne era triturada, preparándose con ella albóndigas (al-bunduqa) y unas populares salchichas de vaca y cordero. Los pájaros que cazaban (perdices, codornices y faisanes) se podían cocinar fritos, en escabeche (“iskabay”), estofados, salteados, almidonados, cocidos, en adobo, o guisándolos con miel, canela y azafrán para que la textura de estas carnes, a menudo correosas, se volviera tierna y apetecibles. En las zonas costeras de Al-Ándalus, el marisco y el pescado se conservaban mezclando un poquito de aceite de oliva, con especias y con bastante cantidad de vinagre. Inicialmente, los andalusíes denominaron esta técnica “al-skibay”, que posteriormente derivó en “iskabay” para evolucionar definitivamente hasta el escabeche de nuestros tiempos..
Las verduras, tan variadas y abundantes gracias a la introducción y adaptación de nuevas especies, adquirieron por vez primera importancia por si mismas. Se servían a modo de ensalada, de purés untuosos, asadas y guisadas. Las ensaladas, a base de lechuga, jaramagos, berros, y toda clase de plantas comestibles silvestres, se aderezaban con aceite de oliva y se acompañaban de aceitunas de mesa. Estas azzaytúna podían ser verdes, previamente maceradas en salmuera con hierbas aromáticas, o negras, ya que además de exquisitas, consideraban que estimulaban el apetito. Se popularizaron algunas especies de verduras como la berenjena, las alcachofas y las espinacas. Los productos lácteos jugaban un papel importante en la alimentación de la población. El científico andaluz Al-Arbuli consideraba que la leche más apropiada para el organismo humano (aparte, evidentemente, de la leche materna) era la de cabra, menos grasienta y de digestión más fácil que la de vaca. Aquella apreciación concuerda, al igual que numerosas apreciaciones dietéticas andalusíes, con las actuales.
Cuando hablamos de la innegable influencia de la gastronomía andalusí en la actual cocina andaluza, no se puede omitir una de las mayores herencias recibidas: la repostería. Ya por entonces eran conocidas las propiedades antidepresivas del abundante assúkkar (azúcar). Así lo explica el cordobés Ahmad ibn Muhammad al-Razi en su “Libro de Higiene”. Dulces de almendras, pistachos y delicados piñones. Todo ello aromatizado con agua de rosas y de azahar, y embebidos en miel dorada y transparente. Usaban la miel , ya que el azúcar proveniente de la caña de azúcar era mucho más caro. Así aún se consume actualmente en Marruecos, donde la repostería árabe es endulzada con miel, mucha miel. Dulces que adornaban banquetes y festines en las grandes recepciones. Y que, a su vez, eran tremendamente populares en los zocos y en los puestos de la calle. La mayor parte de la repostería propia de la gastronomía andalusí se elaboraba con frutos secos. Estos se ligaban o amasaban con miel, azúcar y semillas de anís y de sésamo.
Perdonad que me haya extendido tanto y aún no hemos llegado a la receta....madre mía, pero ésta etapa de nuestra historia siempre me ha subyugado. Me dejo llevar en mi imaginación por sus perfumes, su arte, su cultura y como no, por su gastronomía que aún hoy mantenemos.
Os recomiendo los libros de Jesus Sanchez Adalid, un experto en la materia, para mí, "El Mozárabe" el primero que leí de él, es uno de mis libros fetiches.
Otro plato popular de la rica cocina andalusí era la “tafaya”, especie de guiso de pescado o carne, con almendras trituradas y con coriandro (o cilantro). La tafaya podía denominarse “blanca” o “verde”, según el cilantro usado fuese seco o fresco.
Esta receta la he sacado del libro "la cocina Hispano-Magrebí" de Ambrosio Huici Miranda, que reproduce un manuscrito anónimo del siglo XIII, con lo que las recetas se han de reinterpretar pues son bastante complicadas de entender.
Sobre ésta dice: Es un plato de moderado alimento, acomodado a los estómagos débiles, productor alabado de sangre, bueno para los sanos y los enflaquecidos; es materia y base de todas las clases de cocción
TAFAYA BLANCA DE ALBÓNDIGAS (AL BUNDIGA), tambien llamada <ISFIDABAYA>
Os transcribo la receta tal como está en el libro y luego, lo que he hecho: Se guisa la carne de carnero y se pone en una cazuela de barro con sal, cilantro seco, pimienta, zumo de cebolla y lo que se necesite de aceite y agua. Cuando se ha hecho, se toman almendras descascarilladas y picadas y se ponen con agua de rosas, se espesa con ello la tafaya guisada y se aumenta su blancura; es preciso que tengan albóndigas y es magnífica, regia. Las albóndigas: Se toma la carne de la paletillla y de la pierna del carnero, libre de tendones y venas y se maja muy fuerte, se le añade y mezcla con un poco de aceite, pimienta, canela, espliego, un poco de zumo de cebolla, sal, otro poco de huevo, un poco de harina fina y un poco de almorí: majar harina, sal, miel, vinagre, almendra y avellana triturada y uvas pasas (ha de quedar una pasta espesa)Si hace falta añadir aceite para conseguir la textura.
Hecho tal como dice, el gusto era mas que soso. Realmente si era para estómagos débiles y delicados estaba muy bien, pero lo volvi a repetir y ahora os explico el resultado:
La mezcla de las albóndigas la hice mas o menos tal cual la receta lo dice. Mas adelante vereis lo que añadí o quité. Lo que cambié fue el guiso en sí : Trituré la cebolla y la doré en una tajine con aceite hasta que se doró un poquito, añadí todos los otros ingredientes y un 1/2 vasito de vinagre. A la mezcla de las albóndigas, en vez de espliego, le añadí hierbas; romero, tomillo y alcaravea picados. Doré las albóndigas y las añadí al guiso junto con un vaso de agua, deje cocer hasta reducir la salsa y en ese momento añadí la pasta de almendras trituradas con agua de azahar (no de rosas, y poner muy poquito, pues sino perfuma demasiado, si hace falta para conseguir la textura deseada de la pasta, añadir agua. Ha de quedar como una papilla espesa). Echarlo en la tajine remover bien para integrar al guiso y dejar cocer un rato. Decorar con cilantro fresco picado por encima, antes de servir.
Manu que preciosidad de fotos, de paisajes y de tu receta! Me encantan todas y qué interesante todo lo que explicas de esa época, aunque he investigado bastante muchas cosas no las conocía. Gracias por tus explicaciones y por la receta, es espectacular!!
ResponderEliminarMil gracias por haber leído todo lo que he escrito, que pensaba que me pasaba, pero es que es una época que me entusiasma. Gracias otra vez y soy feliz de que te haya gustado
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Se nota que has disfrutado con la elección de este mes. Tus albóndigas una ricura y es que ese almorí mira que está delicioso. Besos, Manu.
ResponderEliminarSi, el almorí es espectacular, podríamos decir que es quizás el precursor de nuestras picadas, que tanto usamos para dar sabor y espesar nuestros guisos, aunque cuando ya tuve la receta hecha y todo escrito, encontré muchas otras recetas de almorí que no tienen nada que ver con ésta, pero sabes? Esta me ha encantado y me quedo con ella 😉
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Mare meua, que cantidad de buena información. Me encanta sobretodo tu reportaje gráfico. Una maravilla de post y por supuesto de receta.
ResponderEliminarPetons
Gracias Concha
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Espectacular todo. Gracias por este gran esfuerzo. Como tú adoro mi tagine. ❤️❤️
ResponderEliminar👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻Biennnnn, eres dd mi club😂😂😂😂 Es que lo que podemos llegar ha hacer con ellas!!!!!
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Espectacular. Gracias por el gran esfuerzo que has hecho con tu explicación y maravillosas fotos. Como tú adoro mi tagine que me traje de Essaouira. ❤️
ResponderEliminarEssaiuira...... Ayyyyyy, deseo ir solo de oir nombrarla. La adoro❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
EliminarMadre mia, me has dejado impresionada!!!!! Gracias, mil, por hacer este aporte social y político y dejar iluminado este periodo que nos gusta tanto. De nuevo gracias.
ResponderEliminarLas fotos son una maravilla, más sabiendo que son fruto de tu experiencia y trabajo.
El plato, precioso... ese color grisáceo, con el contraste del rojo de la granada y el verde del cilantro... Espectacular.
No sé como darte las gracias por el entusiasmo, la ilusión y la vida, energía, alegría que pones en todo lo que haces.
A sus pies majestad.
😂 😂 😂 😂 Pues decirte que mi entusiasmo viene de la mano del tuyo. Sin ti no habríamos llegado donde estamos. Felicidades a ti y a Ana, por esta oportunidad de adentrarnos en esa maravillosa etapa de nuestra historia tan importante, que tanto nos aporto y tan menosprecida.
EliminarMil besos o dos mil😉😂😂
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSimplemente volver a felicitarte por esas fotos y por tus recetas, ¡¡¡Eres una artista!!! Besos.
ResponderEliminarMil gracias 😚 😚 😚 😚 😚
EliminarMe ha encantado tu post, estoy viajando en el tiempo y por estos maravillosos lugares que muestras en las imágenes, tan bonitas. Gracias por toda la información y por todo detalle en la receta, que me parece una delicia. El tajine precioso, y su contenido para disfrutar con los ojos cerrados.
ResponderEliminarBuen finde!
Buen finde a ti también y gracias por tis bonitas palabras
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Manu, ¡qué maravilla de explicaciones, de fotos y de platos! Muchísima información, toda muy interesante. Se nota la pasión que sientes. Me ha encantado todo. !Felicidades!
ResponderEliminarTienes razón. La cultura árabe siempre me ha gustado. Quizás gracias a nuestros viajes. Pero pensar en todo lo que ellos nos aportaron y como cuando los Reyes Católicos lo reconquistaron y aprovecharon para borrarlo de un plumazo.... Que desperdicio, con la cultura que nos aportaron... Suerte que con la gastronomia no pudieron!!!!
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Manu no tengo más que quitarme el sombrero no solo por la receta, si no por una puesta en escena tan bonita y completa. El banquete parece sacado de una lámina antigua y ya no te quiero decir de todo lo que nos cuentas y las fotografías con las que has ambientado la entrada. Todo ello merece guardar este enlace para no perderlo nunca.
ResponderEliminarBss
Elena
Mil gracias por ese mensaje que percibo tan cariñoso
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Manu por fin llego a tu cocina para leer con calma y detenidamente como se debe esta conjunto de entradas que nos regalas, se nota la pasión y el saber que llevas a tus espaldas con todo lo que nos compartes, disfrutar de tus miradas, de tus viajes, de tu conocimiento, de esas bellas capturas que nos llevan a cerrar los ojos también y poder quizás imaginar aquel tiempo a través de tus miradas. Ver que esa época de florecimiento impresionante a todo nivel. Me gusta ver aquello que describes donde definitivamente los árabes fueron unos colaboradores para enriquecer y mejorar tantas cosas, llegar también con muchas novedades, iluminar, enriquecer, cultivar todo un acervo de saberes a todo nivel. Y en el campo de la gastronomía una huella que por más que se quiera borrar o e haya querido borrar, quedan estos libros, templos, lugares tan valiosos que nos recuerdan lo grandes que fueron, platos que al día de hoy están allí.
ResponderEliminarEste plato me lo estoy disfrutando con tus aportes y cambios que enaltecen el plato. Hoy nos propones esa idea de platos que desde esa época se han ordenado en la cocina (aportes tan interesantes que cuando leí todo esto quede maravillada).
Voy en modo maratón por esta delicia de platos que nos regalas
Me cuesta contestarte pues lo dices todo tan bien y me emocionas tanto.... Mira, para mí toda lo que he aprendido de la cultura árabe fue junto con mi marido, que hace 3 años que ya no está con nosotros. Durante 30 años, fuimos como mínimo una vez al año a Marruecos sobre todo, pero también a Mauritania, Argelia y Tunez. Él organizaba viajes e iba cada año de copiloto al Paris Dakar(éste testigo lo ha cogido ahora mi hijo, pero haciendo el catering para equipos). Como puedes comprender esa cultura ha ido unida a mí en todos los sentidos y meterme dentro del Al Ándalus, ha sido como sentirme en vivo es esos jardines del Generalife oyendo el rumor del agua entre medio de flores y plantas, luces y sombras refrescantes. Me he vuelto a ver en medio de esa maravillosa cultura y esa delicada gastronomía. Todo me ha llevado otra vez allí y a él. Ha sido un viaje introsprectivo y feliz.
EliminarBesos